Qué consecuencias tiene la corrupción en el Reino Unido

oct 15 2014

Según Transparencia Internacional, en 2013 el Reino Unido fue el decimocuarto país menos corrupto del mundo. Entre los 10 países más limpios, 6 eran europeos. Estados Unidos estaba en la posición 19, España en la 40 y Argentina en la 106. La lista la cerraron: Afganistán, Corea del Norte y Somalia.

En España parece que cada día salen a la luz más casos de corrupción. Uno de los últimos es el de las tarjetas “black” de Caja Madrid. Los británicos también tienen el mismo problema, es obvio. Pero en el Reino Unido los casos terminan distinto. En este post contaré algunos ejemplos y sus consecuencias.

Conway y su familia
En 2008, se descubrió que el diputado conservador Dereck Conway había contratado a sus dos hijos universitarios como investigadores y a su mujer como asistenta. Cada hijo cobró mínimo 10.000 libras al año y su mujer 40.000. En total, durante 6 años pagó con dinero público 260.000 libras a su familia. Conway no incumplió la ley pero el Comité de Normas y Privilegios del Parlamento británico lo investigó.

Derek Conway
Derek Conway. Foto: independent.co.uk

Al final se dictaminó que no había registros del trabajo de uno de sus hijos y que las sumas pagadas eran demasiado grandes. La sentencia sugirió: su suspensión en el Parlamento durante 10 días, unas disculpas ante los demás parlamentarios (lo hizo) y la devolución de parte del dinero, cerca de 16.000 libras. Lo cumplió y además Cameron lo liberó de cualquier directriz de partido, dejándolo a la práctica como un diputado independiente.

El exsecretario de Defensa y su amigo
En 2011 la prensa británica investigó la amistad entre el lobista Adam Werritty y el entonces secretario de Defensa Liam Fox. Werritty vivió gratuitamente en el piso del Fox, fue el padrino de su boda y los dos compartieron negocios en el Think Tank conservador The Atlantic Bridge.

Boda de Liam Fox con Werritty
Boda de Liam Fox (izquierda) y su padrino Adam Werritty (derecha). Foto: Telegraph.co.uk

Werritty lo visitó varias veces en el Ministerio de Defensa y lo acompañó en varios viajes oficiales. Además usaba una tarjeta falsa que lo acreditaba como “consejero del diputado Fox”. Se empezó a sospechar que Werritty había sido presentado a diplomáticos y altos cargos militares para poder hacer negocios. También que Fox podía haber pagado algunos costes de las actividades de su amigo.

Delante de las acusaciones, el propio Fox ordenó una investigación por si había roto las reglas parlamentarias. Antes que se publicara el resultado pidió perdón por haber «mezclado relaciones personales con las profesionales». Luego dimitió y fue remplazado por Philip Hammond. Días después se publicó la investigación y se supo que Werritty usó dinero público para financiar actividades de Werritty. Además lo acompañó en más del 50% de sus actividades en el extranjero.

El mayor escándalo político del Reino Unido
Durante años, algunos diputados se aprovecharon de la falta de transparencia política y pidieron reintegros al presupuesto parlamentario por pagos que no tenían nada que ver con su trabajo. Esto permaneció oculto hasta 2009.

Durante ese año el Tribunal de Información británico (ahora el First-tier Tribunal) reclamó los detalles de las devoluciones a los diputados. El Parlamento pidió al Tribunal Superior que bloqueara la decisión alegando que era una intrusión ilegal a la intimidad de los diputados. Pero se rechazó. A mediados de 2009, el Parlamento británico anunció que publicaría las cuentas pero eliminando algunos detalles sensibles. Sin embargo, alguien del Parlamento filtró toda la documentación, sin censura, al The Daily Telegraph y el periódico lo publicó.

Esto dio pie al escándalo político —no sexual— más grande del Reino Unido. Se habló durante semanas. Hubo decenas de dimisiones en todos los partidos, incluso juicios y penas de cárcel. Los diputados y ministros tuvieron que devolver las cantidades defraudadas. Incluso Gordon Brown, Tony Blair o el mismo David Cameron. Aquí dejo la lista (última actualización en 2010). Las investigaciones aún siguen salpicando.

Andrew Mitchell tuvo un mal día
He puesto este en último lugar porque no es un caso de corrupción, pero si dibuja un poco cómo funciona la política británica. En 2012, el jefe del Partido Conservador en el Parlamento, Andrew Mitchell, salió de su oficina para ir a una cena. Iba en bicicleta y se encontró con la puerta de Downing Street cerrada. Los guardias que vigilaban le dijeron que tendría que salir por la puerta peatonal. El se mosqueó pero lo hizo. Según los agentes se fue diciendo: «Aprended mejor cual es vuestro lugar… Vosotros no hacéis funcionar este Gobierno. Sois unos putos plebeyos».

Andrew Mitchell. Foto: Guardian.com
Andrew Mitchell. Foto: Guardian.com

Días más tarde Mitchell se disculpó por «no tratar a la policía con el respeto que se merece» pero negó haber dicho las 3 últimas frases. De hecho, su versión es que dijo: «Yo pensaba que estabais aquí para ayudarnos hostia”. La presión mediática pudo con él y dejó el cargo como jefe del Partido Conservador en el Parlamento.

Al dimitir dijo: «Durante los últimos días han habido 3 frases que se me han atribuido. Han salido cada día en la prensa destruyendo así mi carrera política y siendo usadas para manchar al Partido Conservador. Son completamente falsas. Nunca dije nada semejante. Nunca le diría a nadie “plebeyo”. Todo el mundo que me conoce bien sabe que no es propio de mi usar frases como estas». Más tarde se descubrió que Mitchell tenía razón. Nunca lo dijo, ni tampoco insultó a los agentes, pero su carrera está acabada.

¿Por qué en las listas de transparencia política el Reino Unido está en la posición 14 y no en la 40? Hace tiempo escuché la frase: el problema de España no es la corrupción, sino su impunidad. Para mi lo resume perfecto. De corrupción hay en todo el mundo. Pero en el Reino Unido los casos terminan. Ya sea porque el político pide perdón (que lo hacen casi siempre), lo echan o se va, pero la política se acostumbra a mover más rápido que la justicia. A veces pasan cosas como las del diputado Mitchell, pero lo primero acostumbra a ser la imagen del partido. Si lo comparamos con los belgas o los noruegos la diferencia es ya abismal. Allí se juega en otra liga.

La respuesta a la corrupción en el Reino Unido es mejor porque las piezas encajan. Los poderes están más separados, la justicia puede hacer su trabajo y la prensa cumple su papel. En la mayoría de casos, cuando sale un indicio de corrupción los periódicos empiezan una investigación. Al final, se acaba sabiendo toda la trama con detalles.

Con todo esto, la gente tiene la percepción que los casos más o menos se cierran: que se hace justicia. Aunque queden descontentos con el resultado no ven como las tramas se eternizan en los tribunales. Eso es mejor que nada. Y evidentemente, quien la hace, la paga. Ya sea poco o mucho. Maria Miller fue una diputada entre muchos que tuvo que pedir perdón delante del Parlamento.