Por qué Johann Lamont dimite como líder del Partido Laborista Escocés

oct 26 2014

Johann Lamont dimitió ayer como líder del Partido Laborista Escocés. Se va acusando la cúpula del Partido Laborista de tratar a Escocia como «una sucursal». Lamont cogió el cargo en 2011 y lo deja meses antes de las elecciones generales de mayo. La laborista espera que ahora se abra un debate interno que cambie el partido escocés. El referéndum está pasando factura a todas las formaciones, incluso a las que ganaron.

Johann Lamont
Johann Lamont. Foto: Dailyrecord.co.uk


Lamont Nació en Glasgow, en una familia de habla gaélica. Se graduó en Magisterio por la Universidad de Glasgow y obtuvo las calificaciones para la enseñanza primaria en la Universidad de Jordanhill. Durante esos años coqueteó con el Partido Laborista. En 1993 se convirtió en la jefa del Comité Ejecutivo Escocés del partido.

La profesora que lo quiso cambiar todo
En 1999, después de la reinstauración del Parlamento escocés, fue la candidata para el distrito de Pollok para las primeras elecciones en Escocia. Ganó el escaño con un 43,7% de los votos superando al nacionalista Kenny Gibson (25,9%) y al socialista Tommy Sheridan (21,5%). Todavía hoy mantiene la silla aunque en las elecciones escocesas de 2011 casi se lo quita Christopher Stephens del SNP. Lamont ganó por solo 1.8 puntos de diferencia.

En esas mismas elecciones, los laboristas perdieron por segunda vez consecutiva (la primera en 2007) contra el SNP. Ian Gray, el líder y candidato, dimitió. Fue entonces cuando Lamont dio un paso al frente para liderar la formación. En diciembre de 2011 se convirtió en la nueva líder de los laboristas escoceses. «Quiero cambiar Escocia, pero la única manera de hacerlo pasa por cambiar también el Partido Laborista Escocés» dijo en su primer discurso al frente del partido. Nunca imaginó que un huracán político se acercaba a Escocia.

Antes que el SNP irrumpiera con fuerza en 2007, Escocia había sido siempre laborista, tanto en las elecciones generales como en las escocesas. A veces los laboristas se apoyaron del Partido Liberal Demócrata pero siempre fueron ellos los actores principales. Lamont quiso devolver la gran importancia que un día tuvo el partido. Ha tenido algo más de dos años pero no ha podido: el referéndum le pasó por encima.

Lamont y su colegas sabían que al terminar el referéndum, el Partido Laborista Escocés debía cambiar. Pero puede que demasiado para la cúpula laborista de Londres. Hacer campaña por el no con los conservadores y los liberales les ha dañado la imagen y mucha gente ve ya al Partido Laborista Escocés como parte del establishment político de Westminster.

Las malas relaciones con Londres
Lo primero qui hizo Lamont para revertir la situación fue reclamar más autonomía para el Partido Laborista Escocés. Lo empezó a pedir durante la campaña del referéndum para poder luchar por los cambios que necesita Escocia: por ejemplo una buena devolución de poderes. Esto no gustó nada a los laboristas de Londres. Sobretodo en un momento donde los sondeos para las próximas elecciones escocesas no eran favorables a Lamont.

Johann Lamont con Ed Miliband
Johann Lamont con Ed Miliband. Foto: thetimes.co.uk

Al líder del Partido Laborista británico, Ed Miliband, no le gustó que Gordon Brown fuera la cara visible de la formación durante la recta final del referéndum. Esto lo dejó mal delante de sus oponentes para las próximas elecciones generales. Pero la divisón entre los laboristas ingleses y los laboristas escoceses no solo es fruto del referéndum, también es por culpa de las políticas de Londres. En la capital no gustó las múltiples críticas de Lamont hacía algunos impuestos que impone el Gobierno de Cameron y que Miliband no tiene previsto quitar si gana las elecciones generales el año que viene.

El Daily Record cuenta aquí que ella recivió presiones directas de dentro de la cúpula laborista escocesa para que se fuera. También dice que algunos diputados de Westminster filtraron información sensible sobre su persona a la prensa. Lamont dice a todo esto que: «Ha sido orquestado por personas que no entienden la política a la que se enfrentan. Escocia ha cambiado para siempre después del referéndum».

Al final, el Partido Laborista no se sentía cómodo con Lamont y ella se dio por vencida por cambiar la relación entre los laboristas escoceses y los de la capital británica. La gota que colmó el vaso fue cuando la cúpula de Londres cambió el secretario general del Partido Laborista Escocés, Ian Bell, sin consultar a Lamont, la propia líder de la delegación. Ella lo definió así en la entrevista al Daily Record:

«Cualquier secretario general del partido (escocés) puede ser remplazado por Londres sin ningún tipo de consulta. Eso es insostenible. Eso tiene que cambiar. El Partido Laborista Escocés debe trabajar con el partido del Reino Unido como socios iguales, de la misma manera que lo hace Escocia dentro del Reino Unido. Escocia escogió (en el referéndum) las reglas de casa, no las reglas de Londres».

Lamont ha dicho adiós remarcando el gran reto que tiene hoy el Partido Laborista Escocés. Quiere que su marcha sirva para generar un debate de cómo debe ser el nuevo laborismo escocés. Henry McLeish, exlíder de los laboristas escoceses cree que si los laboristas británicos no cambian su manera de ver la relación entre las dos formaciones será «un error de dimensiones épicas que podría costar las elecciones durante toda una generación».

El futuro del partido
Hoy parte de los laboristas escoceses entiende que tendrían que abanderar la negociación de una gran devolución de poderes para Escocia y luchar contra los recortes de los conservadores. Pero solo lo pueden hacer adquiriendo más autonomía del partido central para definir mejor sus estrategias. De momento no parece que esto vaya a cambiar, la formación sigue demasiado atada a lo que mandan desde la capital del Reino Unido.

Parte de su electorado no ve que la formación luche por los intereses de Escocia. Durante la campaña me encontré muchos votantes laboristas que no votaron a favor de la unión, sino contra la independencia. Muchos de ellos esperaban algo más del Partido Laborista Escocés y en las próximas elecciones votarán a otro partido: los verdes, los socialistas o incluso los nacionalistas.

Durante los próximos días el partido escogerá al nuevo candidato que tiene que destronar al SNP en las elecciones de 2016. Anas Sarwar, número dos del partido y líder en funciones es uno de los candidatos y de momento tiene buena sintonía con la dirección de Londres. Por ahora van saliendo multitud de nombres, desde Gordon Brown hasta el exsecretario de Estado para Escocia, Jim Murphy. Miliband quiere que se decida antes que termine el año.

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